Todo sobre el árbol de Navidad

Poner el árbol de Navidad nos hace más felices. Y no porque lo diga yo.

Multitud de psicólogos o psicoanalistas afirman que decorar la casa antes de Navidad prolonga las emociones positivas y la ilusión de la infancia y, por tanto, somos más felices (y durante más tiempo).

Poner los adornos de Navidad con antelación provoca un cambio neurológico que nos produce felicidad, pues hace que aumente la dopamina (la hormona del bienestar) – Deborah Serani (psicóloga).

Puede que para muchas personas este año la Navidad sea un poco diferente, pero siempre hay nuevas formas de celebrarla. Porque, como decía Antoine de Saint-Exupéry en El principito, “lo esencial es invisible a los ojos”, y al paladar.

Lo importante es reunirse con quien quieres (¡y poner el árbol de Navidad!, aunque sea a tu manera).

Origen del árbol de Navidad

Para que de una vez por todas te enteres de dónde viene, seré clara y concisa:

Primero llegaron los cristianos y se encontraron con los vikingos (esto te suena eh; como se nota que te pasas las tardes de los viernes en Netflix…). Dichos vikingos celebraban, más o menos por las mismas fechas que ahora, el nacimiento de Frey (dios del Sol y la fertilidad). Y lo hacían decorando un árbol no perenne (símbolo del árbol del universo o Yggdrasil): en la copa estaba Asgard (o casa de los dioses) y el Valhalla (palacio de Odín), y a los pies Helheim (el reino de los muertos).

Viendo este panorama, a algunos les debió de molar y se convirtieron (dejaron de ser cristianos) y tomaron esta idea del árbol para representar el nacimiento de Cristo (sin estas idas de olla).

Pero llegó un alemán y cortó por lo sano. Es decir, cortó el árbol que simbolizaba al Yggdrasil y plantó un pino (de verdad, no el que te estás imaginando). Este, al ser perenne (que dura para siempre), simbolizaba a la perfección el amor de Dios (su amor para la eternidad), y lo adornó con manzanas (pecado original o tentaciones) y velas (la luz del mundo), que ahora son bolas, guirnaldas y otros adornos.

Después, debieron de llegar otros que, en vez de plantar pinos, se dedicaron a dejar regalos debajo del árbol (según diferentes tradiciones, enviados por Santa Claus, los Reyes Magos o Papá Noel).

Y te estarás preguntando que cómo desde Alemania acabó esta tradición en España. Pues como suele pasar, por amor. Veeeenga, te cotilleo rápidamente: el marido de la princesa rusa Sofía Troubetzkov (rusa), hermano de Napoleón III, murió, y la volvieron a casar con José Osorio y Silva, un aristócrata español, más conocido como marqués de Alcañices. Ella debía de saber (por cercanía con Alemania) de esta tradición y la implantó en el palacio de Alcañices, en el Paseo del Prado de Madrid, allá por 1870. Se enteraría la vecina, la vecina se lo contó a su hermano… Y así hasta los días de hoy.

¿Qué significa el árbol de Navidad?

El árbol de Navidad simboliza el árbol del Paraíso (del que te recuerdo que comieron Adán y Eva) y el árbol de la Vida o de la vida eterna (por ser un árbol perenne).

Morfológicamente (por ser triangular), representa también la Santísima Trinidad.

Y, por si quieres saber de qué color decorar el árbol de Navidad:

El azul está relacionado con la reconciliación.
El plata con el agradecimiento.
El oro con los buenos momentos, el gozo o la felicidad.
El verde con la abundancia, la fuerza y lo natural.

Cómo decorar un árbol de Navidad

Aunque ya has visto que la cosa empezó con manzanas y velas, puedes decorarlo con muchos otros adornos. Principalmente:

Estrella: en alusión a la estrella de Belén, se suele poner en la punta. Tradicionalmente representaba, y representa, la fe que debe guiar la vida de cualquier cristiano.
Esferas: chirimbolos, bolas, boliches…, llámalo X. Originariamente, cada esfera representaba los dones que Dios daba a los hombres.
Lazos: simbolizan la unión entre los miembros de la familia o los seres queridos, en torno a dones que dar y recibir.
Luces: o guirnaldas.

(No, el espumillón no está incluido en la lista. Por favor, no pongas espumillón. Repito: no-espumillón).

¿Cuándo se pone y se quita el árbol de Navidad?

¿Te sabes ese dicho de “dime con quién andas, y te diré de qué careces”? Pues aquí igual: dime qué años tienes y te diré cuándo ponerlo, ya que según un informe de Tesco las personas de entre 18 y 35 años ponen el árbol antes que los mayores de 50 años, que se acogen a la tradición de ponerlo 12 días antes de Navidad (sí, yo tampoco sabía de esta tradición, seguramente porque estoy en la primera franja).

Si nos ceñimos a la tradición (o googleas un poco), el árbol de Navidad se debería colocar al comienzo del Adviento (previo a la Navidad y como etapa de preparación para el nacimiento de Jesús).

El Adviento empieza 4 domingos antes de Navidad y, por si te interesa, este año comienza el domingo 27 de noviembre, perfecto para que te lleguen los adornos del Black Friday y lo decores.

Claro que también puedes esperar un poco y unirte a los del 1 de diciembre (para los que más TOC tienen y les encanta la cuenta atrás), a los del 8 de diciembre (con eso de que es festivo), a los del 13 de diciembre (para los que compran el árbol natural, más próximo a la fecha) o a los del 23 de diciembre (esos que se enteran de que la cena del 24 es en su casa y tienen que improvisar un árbol).

A estos últimos igual les viene bien el apartado de ideas de arbolitos de Navidad.

En cuanto a cuándo quitar el árbol de Navidad, pues cuando quieras, porque te diga cuando te diga lo vas a quitar cuando te de la gana. Si no que se lo digan a la protagonista de Muchos hijos, un mono y un castillo. ¿Que aún no la has visto? Mucho Vikingos, mucho Vikingos… ¡pero poco trending!